domingo, 25 de mayo de 2008

Las madres posesivas y manipuladoras

Uno de los problemas que he notado en muchos amigos, familiares y otros conocidos es la excesiva protección de la madre, es decir no se han cortado el cordón umbilical, como dicen por ahí, porque aún siendo adultos siguen dependiendo de la madre o del seno familiar.
Este es un problema que aqueja a muchas familias, que pocas veces hacen algo para resolverlo y algo mucho peor no son conscientes del problema.
Normalmente las madres protegemos a los hijos e hijas porque nuestro amor es tan grande que nos preocupamos demasiado por ellos que los hacemos inútiles y los castramos psicológicamente, esto sucede más con los hombres, conozco hombres ya maduros que siguen en sus casas, bajo la protección de los padres, como también conozco jóvenes de 20 años que la mamá les hace casi todo, los va a recoger a donde quiera que se encuentren, les ponen el baño, les lavan la ropa, les hacen la comida, los levantan para ir a la escuela y un sin numero de cosas que bien podrían hacerse. Y hay otros hombres que ya tienen 38 años o cuarenta o cincuenta y siguen esperando que la madre les resuelva sus problemas.
Ciertamente, nosotros como padres amamos a nuestros hijos y procuramos lo mejor para ellos, sin embargo, de una manera bien intencionada y en nuestro afán de verlos felices, complacerlos y evitarles disgustos, no nos damos cuenta que los metemos a una dinámica familiar que en lugar de ayudar y engrandecer a los hijos, los perjudicamos y limitamos.
Otro factor es la ausencia del padre, los padres no se hacen responsables del cuidado de los hijos, por diversos motivos, uno de ellos es que los abandonan a su suerte y se desentiende de su responsabilidad. Pero a veces aunque vive en matrimonio simplemente no se involucran en la educación de los hijos y todo se lo dejan a la madre y a la escuela.
Las circunstancias que llevan a una mujer a enfrentar sola la crianza de sus hijos son diversas y cada motivo puede conducir a distintas consecuencias, entre las cuales se encuentra la posibilidad de que uno de sus hijos pueda llegar a ser homosexual.
Las que han enviudado, apenas tienen tiempo para vivir el duelo porque casi de inmediato deben asumir -además- el rol de padre.
La necesidad de una correcta formación de los hijos está en no ser una madre sobreprotectora, posesiva, o también llamada madre castradora, la cual cría a sus hijos de tal modo, que los hace más propensos a depender de alguien o a tener ciertas inclinaciones diferentes, que no le ayudan a su formación pues les coartamos su independencia y su autonomía.
No tengo nada contra los homosexuales, pienso que mucho depende de la educación que nosotras como madres demos a nuestros hijos.

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